Ahora que comienza el buen tiempo y los días son muy largos, es un momento excelente para cambiar el menú del restaurante y ofrecer carnes, pescados y verduras a la brasa. Pero, para la puesta a punto, es necesario tener impolutas las barbacoas para restaurantes.
Mediante este artículo presentamos un manual para asegurar la higiene alimentaria incluso en la parrilla.
Para realizar la limpieza de la mejor forma posible, primero hay que desmontar algunos mitos que están muy extendidos en el sector de la hostelería. Y no por populares son ciertos. A continuación dejamos un listado con 3 de ellos y la realidad que hay detrás:
Mito: Es preferible hacer la limpieza de la barbacoa justo antes de usarla.
Realidad: La grasa que no se removió en el momento debido es mucho más difícil de quitar ya que se reseca. Tan difícil que puede ser necesario utilizar nanas o estropajos de hebras muy fuertes para eliminarla. Esto causaría daños a algunas piezas de la barbacoa. Por eso, es mejor limpiarla tras cada jornada de uso y tan solo utilizar un paño húmedo antes de volver a utilizarla.
Mito: Limpiar la parrilla mientras está caliente facilita la labor.
Realidad: Jamás hay que comenzar la limpieza mientras haya calor. Existen altos riesgos de quemaduras. Además, es cuando la parrilla está fría que es más sencillo extraer los restos de comida que hayan quedado atrapados. También recomendamos extraer las rejillas para poder transportarlas hasta el fregadero y facilitar la tarea.
Mito: Se requiere agua para eliminar las cenizas.
Realidad: Las cenizas deben barrerse con escoba y recogedor, y después colocarlas dentro de una bolsa de basura cerrada.
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