Con estas semanas de calor que estamos viviendo, seguro que alguna vez has oído (o tú mismo has dicho) la frase “estoy sudando como un pollo”. Sobre todo, los «sacrificados» cocineros que hay en los asadores de pollos, estos días la tienen muy presente.
Pero, ¿te has parado a pensar de donde viene y cuál es su verdadero significado? Al igual que esta, hay muchas frases que vamos repitiendo por inercia a lo largo de los años, sin tan siquiera reflexionar el porqué de tan curiosas expresiones.
Decimos “sudando como un pollo” cuando nos referimos a nosotros mismos o a alguien que está pasando muchísima calor y transpira mucho, (a veces ocurre cuando nos vemos expuestos a situaciones incómodas para nosotros).
Pues bien, la procedencia de este dicho popular que se transmite de generación en generación viene en realidad del acto de asar los pollos, no tiene nada que ver con la sudoración real de estas aves. Y es que el pollo no posee glándulas sudoríparas, por lo tanto, no suda o transpira.
Sin embargo, la manera adecuada de asarlo (el famoso pollo a l’ast) es meterlo en el asador e ir rociándolo poco a poco con aceite, limón, especias y hierbas aromáticas (romero, tomillo y pimienta). A medida que el pollo va girando, para que se cueza mejor el interior, se pincha varias veces y es entonces cuando va desprendiendo líquido. Es precisamente el hecho de soltar este jugo lo que normalmente conocemos como “sudar”. Esto también es así cuando se cocinan otro tipo de carnes.
Así que, cuando decimos de alguna persona que está sudando como un pollo, estamos haciendo referencia al acto de “sudar los pollos” cuando se asan. En otros países o regiones podemos oir expresiones similares con otros animales: sudar como un jabalí, sudar como un caballo…
Es curioso que este dicho -que la verdad, nos hace pensar en algo un poco desagradable- en realidad tiene su origen en algo tan apetitoso y que a la mayoría nos encanta degustar. Porque, ¿a quién no le gusta un delicioso pollo a l’ast?