Llega la primavera y las terrazas de las masías se llenan del característico olor a la parrilla. Si estás pensando en comprar barbacoas para restaurantes, este artículo te interesa. Te contamos por qué los comensales se siguen decantando por este método de cocina histórico y tan antiguo.
Barbacoa, parrilla, asado… en cada lugar se llama de una forma pero eso es signo de que es un plato tan conocido que es degustado en muchos países y culturas. Pero, ¿por qué gusta tanto?
Una de las razones es que es una forma de disfrutar de la carne en su versión más jugosa. Cuando el parrillero sabe lo que hace, cabe notar la diferencia entre el tostado de la carne por fuera y lo sabrosa que está en su interior.
Además, es una forma de cocinar en la que no se añaden grasas ni aceites. Por lo tanto, los alimentos cocinados en la barbacoa son livianos y favorecen la digestión. Y también son aptos para aquellos que están en proceso de pérdida de peso o simplemente les gusta cuidarse.
Cuando un restaurante incorpora barbacoas tiene la capacidad de añadir nuevos platos en su carta que son un acierto seguro.
Por ejemplo, en Catalunya es muy común comer butifarra de payés, conejo, cordero, chuletón de buey… Estas se pueden servir por piezas.
No obstante, también se puede apostar por cocciones del animal completo a fuego muy lento, con resultados espectaculares, como en el caso del cochinillo.
Por supuesto, también se incluyen verduras y diferentes recetas de pescado, en función de cómo quieras elaborar tu carta.
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